Tlayacapan, el secreto mejor guardado de Morelos

Por Dither Nava

México.- Rodeado de la magnífica vista que ofrece el Área Natural Protegida Corredor Biológico Chichinautzin, una serie de montañas que parecen esconderlo, Tlayacapan vuelve a darle la bienvenida a los turistas con sus característicos vientos frescos, dentro de la llamada nueva normalidad.

Este municipio morelense –cuyo nombre significa “sobre la punta de la tierra” o “La nariz de la tierra”- se incorporó al programa Pueblos Mágicos en 2011 por sus innumerables riquezas naturales y valores culturales e históricos.

Ubicado a solo 10 minutos del famoso Oaxtepec y a una hora 40 minutos de la Ciudad de México, Tlayacapan apuesta por el turismo carretero –la nueva modalidad post Covid-19- para presumir nuevamente sus más de 20 capillas de barrio, todas con distintos estilos arquitectónicos.

Sus primeros pobladores fueron olmecas, y fueron invadidos por los xochimilcas, quienes prosperaron rápidamente en el lugar.

Y es que, caminar en los pasajes de este lugar devuelven la alegría por vivir y disfrutar, luego de que el 2020 se tornó sombrío para el mundo por la propagación del Covid-19.

Aquí por supuesto se toman precauciones, pues antes de entrar al pueblo hay un filtro sanitario donde piden seguir las recomendaciones de la Secretaría de Salud, para frenar la propagación del nuevo coronavirus.

Ya adentro, se descubre la magia que guarda este pueblo mágico, además de los aromas y sabores que despiden las quesadillas, los tacos y las tostadas rebosantes de proteína y las salsas multicolor.

La cuna del Chinelo

A lo largo del año se celebran muchas fiestas y danzas tradicionales, como el brinco del Chinelo, que se baila año con año al son de la banda de viento rodeada de vistosos chinelos, personajes que surgieron en esta región convirtiéndose en el símbolo de la identidad morelense.

Por ello, a Tlayacapan se le conoce como la cuna del chinelo, cuya vestimenta se caracteriza por una túnica blanca y un sombrero en forma de cono.

Además, el tradicional tren de los Chinelos sigue recorriendo tramo a tramo los empedrados de este municipio lleno de color, tan auténtico y tan real como las arrugas de sus habitantes más sabios que son fieles testigos de cómo de a poco regresan los visitantes.


BTM

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