México.- Las pirámides del Sol y de la Luna le han dado fama mundial a la zona arqueológica de Teotihuacán, en especial entre quienes aprecian las míticas construcciones del mundo antiguo, aunque el valle en el que se asientan estas emblemáticas construcciones ofrece mucho más a los viajeros que arriban cada año a esta región del Estado de México.
Uno de los atractivos es, sin duda, los coloridos y gigantescos globos aerostáticos que al amanecer sobrevuelan la ciudad prehispánica, fascinando a quienes admiran desde el cielo, los magníficos edificios precolombinos, el perfecto trazo de la Calzada de los Muertos y de todo el conjunto arquitectónico, Patrimonio de la Humanidad desde 1987.
Y si se trata de admirar edificaciones y vestigios precolombinos, muy cerca de las pirámides se encuentran los conjuntos residenciales teotihuacanos de Tetitla, Atetelco y Tepantitla, que brindan a los turistas enigmáticos murales que les dan una visión más cercana de la cosmovisión y de los avances urbanísticos de esta gran civilización.
Desde luego, para retomar las fuerzas, los viajeros merecen saborear alguno de los muchos platillos de origen prehispánico que ofrecen las decenas de restaurantes situados en las inmediaciones de las pirámides, como son los afamados y exquisitos escamoles, hasta los ximbotes de verdolagas con carne de puerco, o bien la sopa de caracol con salsa de chinicuiles.
Una vez recargadas las energías, los visitantes pueden asistir a las representaciones teatrales de la Conquista de México, que se escenifican bajo tierra en el Teatro Subterráneo Tonalkalco, o bien, al espectáculo Noches Ancestrales, en las que se presenta el Juego de Pelota nocturno.
Si toda esta oferta de atractivos no fuese suficiente, los viajeros deben cerrar la jornada asistiendo a un espectáculo cultural multimedia que los cautivará.
Se trata de “Experiencia Nocturna en Teotihuacán”, un espectáculo que, tras un interesante recorrido guiado por la Calzada de los Muertos -bellamente iluminada- disfrutan del video mapping que se proyecta sobre la pirámide del Sol, a fin de conocer la cosmovisión, el misticismo y las costumbres de una de las civilizaciones más asombrosas del mundo antiguo.
Además, los municipios vecinos que conforman el Valle de Teotihuacán, ofrecen sitios de gran interés histórico, cultural y religioso. Un ejemplo son los ex conventos del siglo XVI, como el de San Agustín, en el Pueblo con Encanto de Acolman, o el de San Nicolás de Bari, en Otumba, inmuebles de estilo plateresco que fueron protagonistas de los inicios del proceso de evangelización en México.
No puede quedar fuera de esta lista una de las construcciones más sorprendentes de esta época: el Acueducto del Padre Tembleque, una obra de infraestructura del siglo XVI, cuya arquería mayor se asienta en el municipio de Nopaltepec, y fue inscrito en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad por su gran belleza arquitectónica, pero en especial, por su importancia cultural.
Comentarios (0)
Sin comentarios