Sheinbaum pregunta, un mexicano responde

El pasado 1 de octubre, Claudia Sheinbaum asumió la presidencia de México en una ceremonia marcada por un discurso cargado de simbolismo y preguntas retóricas. El mensaje fue un reflejo del estilo que ha caracterizado a su movimiento político: una mezcla de autocomplacencia y desafíos lanzados al aire, sin esperar respuesta. Durante su intervención, Sheinbaum no solo delineó la ruta de su administración, sino que planteó interrogantes clave sobre la economía del país, la deuda pública y el papel de los bancos en un contexto de reducción de la pobreza. 

Como ella lanzó esas preguntas en la máxima tribuna del país, un mexicano, aquí y ahora, está dispuesto a responderle. Vamos a abordar tres de estas preguntas que merecen una revisión crítica. 

Primero, preguntó: ¿Cómo es que creció el salario mínimo sin disparar la inflación? Esta pregunta tiene varias respuestas. En primer lugar, aunque se incrementó el salario mínimo, hay que considerar que solo 196,000 personas en el país lo perciben. Esto significa que menos del 1% de la población gana el salario mínimo. En términos prácticos, este aumento no altera significativamente la estructura económica del país. Así que, aunque subió, su impacto en la economía es limitado.

Además, tenemos la inflación más alta de los últimos 23 años. Aunque la presidenta celebró que el incremento del salario mínimo no disparara la inflación, lo cierto es que la inflación actual ya es históricamente alta. Y para contrarrestarla, el Banco de México ha mantenido tasas de interés elevadísimas, por encima del 10%, desde el año pasado. ¿Qué significa esto? Que los inversionistas prefieren guardar su dinero en México en lugar de llevarlo a Estados Unidos o Europa, debido a las altas tasas de interés. Es decir, estamos repartiendo dinero para controlar la inflación, lo que también contribuye a limitar el impacto del aumento en el salario mínimo. Ahí está la respuesta.

La segunda pregunta de la presidenta fue: ¿Cómo es que México es el país con menos deuda pública de todos los que pertenecen a la OCDE? Tiene razón, pero aquí hay una verdad que no mencionó: debemos agradecerle a Enrique Peña Nieto. Sí, leyó usted bien. Peña dejó una deuda pública de 10 billones de pesos. ¿Es esto mucho o poco? Pues bien, en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, esa deuda creció un 60%, alcanzando los 16 billones de pesos. Y aun con ese incremento, México sigue siendo uno de los países con menos deuda dentro de la OCDE. Lo que Sheinbaum omitió es que, gracias a que Peña dejó una deuda baja, aun aumentando 60% bajo Morena, seguimos en niveles manejables.

Pero aquí hay un detalle importante: la Secretaría de Hacienda ya anunció que para el próximo año es probable que se agregue un billón más de deuda. Así que vamos a pasar de 10 a 17 billones de pesos. Si las cosas siguen así, tal vez al final del sexenio de Sheinbaum, habremos duplicado la deuda que dejó Peña. Esa es la realidad que Sheinbaum no mencionó, pero es crucial para entender el estado de nuestras finanzas públicas.

Finalmente, la presidenta preguntó: ¿Cómo es posible que en México hayamos sacado a gente de la pobreza, pero los bancos sigan obteniendo grandes ganancias? Una pregunta curiosa. La respuesta es simple: porque los bancos en este país son abusivos. Tienen tasas de interés altísimas y ofrecen rendimientos bajos. Operan con una regulación laxa que no ha cambiado en los últimos años, y no parece haber voluntad política para modificarla. Durante el sexenio anterior no se presentaron iniciativas serias para regular a los bancos, ni hubo mayorías calificadas en el Congreso para impulsar esos cambios. 

Los bancos han ganado mucho dinero, eso es indudable. ¿Pero de dónde provienen esas ganancias? De nosotros, los ciudadanos comunes. Porque los bancos nos cobran comisiones desmesuradas y nos imponen tasas de interés que están entre las más altas del mundo. Así que, sí, es posible que las políticas sociales hayan sacado a gente de la pobreza, pero eso no ha impedido que los bancos sigan enriqueciéndose a costa de los mexicanos.

Hasta aquí, algunas respuestas a las preguntas que Claudia Sheinbaum lanzó al aire. Y hoy, como un mexicano más, levanté la mano y respondí. Porque, aunque las preguntas retóricas tienen su encanto, también merecen respuestas claras.

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