Perrier, la marca francesa de mil millones de dólares enfrenta una crisis. Hoy en día, sus botellas verdes con forma de pera se encuentran en las mesas de las salas de juntas y restaurantes de lujo desde Nueva York y Londres hasta Hong Kong. Esta bebida refrescante y burbujeante es una de las alternativas más destacadas a los refrescos para los consumidores preocupados por la salud.
Sin embargo, en el sur de Francia, cerca de Vergèze, la icónica marca enfrenta serios desafíos tras la detección de contaminantes en una de sus fuentes. Recientemente, tras fuertes lluvias, se encontraron rastros de materia fecal en el agua de uno de los siete pozos utilizados para la extracción; lo que llevó a la suspensión de su producción. Y la destrucción de más de dos millones de botellas en abril.
Este incidente se suma a un informe del 2023, filtrado a medios franceses, que reveló la presencia de pesticidas prohibidos desde hace más de 20 años en el agua de Perrier; lo que ha puesto a la marca bajo un intenso escrutinio.
Aunque Nestlé, propietaria de Perrier, afirma que la seguridad de su producto está garantizada; la empresa enfrenta una demanda por parte del grupo Foodwatch, que la acusa de resolver el caso de manera superficial. “
Sophie Dubois; directora general de Nestlé Waters France, señaló que las condiciones de explotación se han vuelto más difíciles debido al impacto del clima. Pero afirmó que la empresa sigue invirtiendo para proteger este patrimonio natural. “Hemos invertido mucho, y seguiremos haciéndolo; para proteger este patrimonio único y asegurar su futuro”, aseguró.
Las autoridades han luchado para preservar la integridad e identidad de su agua con la vista puesta en el empleo y el crecimiento: La industria contribuye con mil millones de euros cada año al comercio exterior de Francia y emplea directa o indirectamente a unas 38 mil personas.
No hay ninguna sugerencia de que Perrier sea insegura, y Nestlé, aunque admite haber filtrado el agua “durante mucho tiempo”, dice que todas sus marcas ahora cumplen con las normas francesas.
El problema es que es probable que los productos químicos que pueden haber provocado la filtración de Perrier en primer lugar sigan presentes en las capas freáticas de Francia, uno de los mayores usuarios de pesticidas del mundo.
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