El recorte petrolero acordado por la OPEP+, el más importante de la historia con casi 10 millones de barriles, no fue suficiente para hacer frente a la dramática caída en el consumo del energético en todo el mundo, dada la crisis por el coronavirus.
La mañana de este lunes, la casa de bolsa Goldman Sachs había anunciado una continuación del mercado bajista, y que el precio del petróleo podría alcanzar “niveles bajos históricos”.
Pero el pronóstico se quedó corto, pues hacia las 13:00 horas, los precios descendieron a niveles menores a un dólar y media hora más tarde llegaron a un centavo por barril. Luego llegaron al terreno negativo.
"Con los precios del West Texas International (WTI) ahora en niveles negativos, existen temores justificados de que los niveles de almacenamiento podrían llenarse a un ritmo alarmante, dado el golpe masivo al consumo debido al coronavirus”, explicó Adam Vettese, analista de mercado en la plataforma de inversión de activos eToro.
“Estos temores han exacerbado y contribuido al desplome del mercado petrolero que ya iba en descenso, explica Vettese, aunque vale la pena resaltar que el Brent no enfrenta los mismos problemas de capacidad de almacenamiento que el WTI.
“Si bien las empresas del sector energético experimentarán niveles de inquietud, las compañías con altos niveles de exposición a Estados Unidos serán las más afectadas”, describe Vettese.
Apenas el viernes pasado, el gigante de servicios petroleros Schlumberger había predicho que podría haber algo peor para la industria y su CEO, Olivier Le Peuch, comentó que la empresa se estaba preparando para una fuerte recesión.
Schlumberger redujo su fuerza laboral en Norteamérica en 1,500 personas en el primer trimestre y dijo que habrá más "cambios estructurales" en el segundo.
"A pesar de los recientes acuerdos del mayor productor de petróleo del mundo para reducir la producción, es probable que el segundo trimestre sea el más incierto y perjudicial que la industria haya visto", dijo Le Peuch.
En Europa, la caída en los precios petroleros desata otras preocupaciones a nivel macroeconómico. "Una caída tan brusca podría causar una desaceleración rápida de la inflación global y algunos países pueden incluso sufrir deflación como consecuencia de esto.
"Es un dolor de cabeza que los bancos centrales y los gobiernos no necesitan en este momento, ya que tratan de manejar las consecuencias económicas del coronavirus", concluye Vettese.
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