El cohete Starship de SpaceX estuvo a punto de completar la totalidad de un vuelo de prueba en su tercer intento este jueves, llegando más lejos a través de un modo crucero en órbita baja, pero quedó destruido en su reingreso a la atmósfera, dijo la compañía. Starship, el cohete más grande y poderoso jamás construido, despegó desde el extremo sur de Texas, cerca de la frontera con México, y se dirigió hacia el Golfo. No había personas ni satélites a bordo.
El vuelo logró algunos hitos clave en el desarrollo del vehículo, que podrían alterar el futuro del transporte espacial y ayudar a la NASA a devolver astronautas a la luna.
La nave espacial continuó su vuelo hacia el este, alcanzando una altitud de 160 kilómetros y acercándose a la velocidad orbital, superando los intentos anteriores.
Los dos primeros vuelos del año pasado duraron apenas unos minutos antes de explotar sobre el Golfo de México.
El cohete y la nave espacial de aspecto futurista se elevan a 121 metros, superando fácilmente los cohetes lunares pasados y presentes de la NASA.
Elon Musk, dueño de SpaceX, había planeado un vuelo más corto -de una hora- para la más reciente demostración, con el Océano Índico como punto de caída de la nave espacial. Señaló que la compañía realizó miles de actualizaciones y correcciones a fin de mejorar las probabilidades.
La NASA observó con mucha atención: La agencia espacial estadounidense necesita que Starship tenga éxito para llevar astronautas a la Luna en los próximos dos años. Esta nueva generación de caminantes lunares -la primera desde el programa Apolo del siglo pasado- descenderá a la superficie lunar en una nave Starship, al menos las primeras dos veces.
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