Escribo este texto a la par de que realizo un proyecto de sentencia en un amparo en revisión, y después de leer una sentencia con errores técnicos y que no resuelve el fondo de lo solicitado por el quejoso no puedo concluir algo distinto (aunque es el inicio del escrito), es urgente mejorar el sistema de justicia federal; sobre todo, es necesario que las personas juzgadoras se vinculen con los problemas de las personas que acuden ante ellos para resolver sus problemas. No basta haber acreditado conocimientos técnicos y jurídicos para ser una persona juzgadora.
La iniciativa de Reforma Judicial que se discute más allá de su contenido debe involucrarse con el sentimiento que la origina, la injusticia en México es mucha y sucede de muchas maneras, de ahí que la elección popular de las personas juzgadoras desde este punto de vista, tal vez no se encuentre tan alejada de su objetivo.
Por supuesto, el voto popular en si mismo no garantiza nada, pero tampoco lo hace la situación actual que pondera la carrera judicial sobre la sensibilidad que una persona juzgadora debe tener para ocupar este cargo. Por supuesto que el voto popular no genera sentencias apegadas a las normas y su interpretación, mucho menos genera sentencias dignas, pero si somos honestos tampoco lo ha hecho el sistema de carrera judicial con sus dignísimas excepciones.
Es cierto que la decisión de las mayorías no siempre es la más acertada y bastaría traer al texto algunos nombres de gobernantes, diputados y senadores que han ganado elecciones en el pasado de forma aplastante, pero esto debe entenderse en el caso de la reforma judicial a partir de esa desconexión que existe entre las personas juzgadoras y las personas que a diario sufren de injusticias.
Entonces nos corresponde a todas las personas comenzar a darle contenido a la reforma judicial que necesitamos, establecer cómo deben ser realmente esas nuevas personas juzgadoras, sus valores, conocimientos, experiencia, capacidad, historia de vida, los vínculos que ha generado con la sociedad y la forma de entender los problemas de las personas, la realidad de la reforma judicial.
Esta reforma judicial no debe tratar de un cambio mágico sino debe aportar a aquello que siendo críticos desde dentro del Poder Judicial de la Federación debemos comprender que hace falta y esto debe reflejarse en un cambio profundo, sistemático, completo y que permita a partir de las personas juzgadoras tener juicios más rápidos, con sentencias menos técnicas y más justas y sobre todo resoluciones que de verdad protejan a las personas.
Desafortunadamente esta reforma judicial que se discute tiene dos enemigos principales, el temor al cambio y la ignorancia. En efecto, por un lado encontramos la necesidad de contar con personas juzgadoras que dominen el derecho y la técnica de elaboración de sentencias, personas juzgadoras profesionales y por el otro tenemos la necesidad de encontrar que esas personas se encuentren en conexión con los problemas y sentimientos de la sociedad.
Si la sociedad mexicana pretende que suceda realmente una reforma judicial que mejore nuestro sistema, entonces tendrá que tomar en cuenta para la selección de las nuevas personas juzgadoras tanto la necesidad de profesionalismo para la tramitación y resolución de los juicios de amparo como la sensibilidad y conexión con la sociedad.
El Poder Judicial de la Federación no es un partido político y por tanto lejos de realizar manifestaciones de oposición a la reforma judicial debe comenzar a transformarse (aun sin que se conozca el contenido de la reforma), esta transformación es la que demanda México, debe advertir que existe falta de sensibilidad en la gran mayoría de las personas que ha seleccionado para realizar la difícil tarea de juzgar, que aun cuando no puede dudarse del profesionalismo de las personas juzgadoras actuales, la mayoría de ellas no está consciente de que los problemas de las personas son muchos y que la forma de resolver sus problemas puede tener diferentes oportunidades y la resolución técnica no siempre es la mejor.
Así, de acuerdo a mi experiencia como egresado de una universidad pública, de ocupar el cargo como secretario de un tribunal colegiado de circuito y la carrera judicial que he tenido el placer de transitar, así como el resultado de impartir clases en universidades públicas y privadas y terminar en este momento de hacer mi proyecto de sentencia corrigiendo una sentencia de amparo, me gustaría plasmar algunas ideas que den contenido a esa reforma judicial, sobre todo en materia federal, siendo conscientes de que al día de hoy hemos fallado.
El juicio de amparo debe ser entendido como aquel medio de defensa al que las personas pueden acceder sin necesidad de contar con un abogado; por tanto, no debe ser ni técnico ni complicado, debe simplificarse.
El control de constitucionalidad debe ser entendido indistintamente como el control de constitucionalidad y convencionalidad.
Debe ponderarse en la formación de las personas juzgadoras la formación ética, sus valores y el entendimiento de los problemas sociales.
Las personas aspirantes a ocupar el cargo de personas juzgadoras deberán acreditar haber realizado alguna función para la sociedad, como por ejemplo defensores públicos, investigadores, profesores o haber laborado en alguna oficina de atención pública, comisiones de derechos humanos, clínicas de atención jurídica gratuita, lo que los dotaría del compromiso social que se necesita.
Las personas juzgadoras deberán acreditar anualmente el haber prestado servicio a favor de la comunidad no remunerado.
Las escuelas de Derecho deberán contar con un parte especial opcional dentro de sus programas dirigido a la formación desde ese momento de las personas juzgadoras.
La Escuela Judicial deberá ponderar la selección multifacética de su claustro docente y no solo preferir a personas juzgadoras con la finalidad de otorgar a los aspirantes de universalidad de ideas, pensamientos y razonamientos.
Que los aspirantes a ocupar los cargos de personas juzgadoras acrediten contar conocimientos en filosofía y para la utilización de tecnología e inteligencia artificial.
Con estas propuestas, mencionadas por supuesto de manera enunciativa y no limitativa, tal vez mas desde la esperanza de contar con personas juzgadoras cercanas a la sociedad, se pretende que los aspirantes a ser personas juzgadores cuenten con el conocimiento técnico jurídico que es necesario para la función pero además puedan llenar el vacío que se pretende con la reforma judicial dotándolos de la dimensión social que al día de hoy la mayoría no posee.
* El autor es secretario del Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Segundo Circuito y profesor de la materia Derecho Procesal
Constitucional en la Universidad Panamericana.
Comentarios (0)
Sin comentarios