Por Mafer Orozco
El pasado 3 de abril se publicó en el Diario Oficial de la Federación que se nombrará a la explanada del edificio sede de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural en la Ciudad de México (Municipio Libre 377 en Santa Cruz Atoyac, alcaldía Benito Juárez) la "Explanada Mujeres Rurales", “con la finalidad de homenajear a las mexicanas que contribuyen a impulsar la producción en la agricultura, ganadería, pesca y acuacultura del país con su trabajo y aportación a la sociedad”, lo anterior es a letra explícita del comunicado que emitió la dependencia.
Pero, vale la pena preguntarnos qué tanto aporta a la perspectiva de género este “homenaje”, ¿qué alcance tiene nombrar una explanada que se encuentra resguardad por oficinas donde los principales puestos han sido ejercidos por hombres? o ¿cuántas mujeres de las más de 14 millones que viven en zonas rurales conocen o conocerán dicha explanada?
Estos cuestionamientos no pretenden minimizar el esfuerzo que, a través de nombrarlas, las estemos haciendo visibles. Todo suma en favor de una reivindicación del trabajo de las mujeres que, por años, ha pasado desapercibido y más el de aquellas que laboran en el campo.
Ahora bien, en la agroindustria existen grandes mujeres liderando empresas, cámaras o asociaciones, por ejemplo, la Cámara de la Cerveza de México, desde el 2020 está lidereada por Karla Siqueiros y, en febrero pasado, la Federación de Colegios y Asociaciones de Médicos Veterinarios Zootecnistas de México AC, nombró como su presidenta a la MVZ Laura Arvizu Tovar, y es la primera mujer que ocupa este cargo en su historia.
Por su parte, el exitosísimo Grupo Murlota fue fundado por Itzel Suarez; y en cuanto a la academia, es de resaltar que la actual presidenta de la Asociación de Egresadas de Chapingo, Isela Mejía, es una joven mujer que viene empujando desde diversos sectores la visibilidad de las agrónomas y productoras en México.
Es un hecho irrefutable que, cada vez más mujeres se encuentran tomando (o a veces arrebatando) espacios en el sector primario, ya sea desde la academia y hasta las agroindustrias, ellas que de una o muchas formas están representando a ese 21 por ciento de mujeres rurales que hay en nuestro país.
Entonces ¿qué más hacemos para homenajearlas? Este camino aún es muy largo, nombrar una explanada de un edificio de gobierno como “Mujeres Ruarles” es un paso de miles que nos quedan por andar, donde legislar a favor de ellas y otorgarles plenos derechos, así como garantías por sus tierras es de las principales metas.
También, deberemos coordinarnos para brindarles seguridad y herramientas para detectar y denunciar la violencia de género que viven, enmarcada en el triste escenario de la pobreza y falta de educación en el sector rural. Para lograr lo anterior basta con no detenernos y seguir la marcha donde el impulso a la mujer y la política pública entorno al campo mexicano se realice con perspectiva de género.
Finalmente, realizo la aclaración de que si escribo en plural, es porque respaldar y rendir honor a las mujeres rurales no es una tarea solamente de gobierno, es corresponsabilidad entre sector público, privado y sociedad en general y, de igual manera, no solo es un asunto que solo competa al género femenino, sino que hermanadas con los varones se deberá seguir empujando.
Cada uno y desde sus distintas visiones deberán, y lo están haciendo, aportar para equilibrar el panorama y dotar de un “piso parejo” para las mujeres rurales.
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