Ante los retos que impone el cambio climático en la producción de alimentos es sustancial migrar de una agricultura convencional a una regenerativa, que impacta en los recursos suelo y agua, la rentabilidad de los cultivos y mejoras en la calidad de vida de los agricultores, destacaron especialistas de organismos nacionales e internacionales.
La primera jornada de trabajos del Tercer Congreso Interamericano de Agua, Suelo y Agrobiodiversidad (CIASA) 2024 abrió con los seminarios: “El estado que guardan los recursos agua, suelo y agrobiodiversidad” e “Inteligencia artificial aplicada a la agricultura”.
El coordinador de Plataformas de Investigación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), Simon Fonteyne, expuso tres pilares de la agricultura regenerativa: labranza cero o reducida, rotación de cultivos e incorporación de leguminosas en el patrón de cultivos.
Resaltó la importancia de mantener la producción y productividad de los cultivos y de restaurar la salud del suelo, es decir, mejorar sus propiedades físicas, químicas y biológicas, toda vez que la agricultura regenerativa representa una alternativa viable ante los efectos del cambio climático.
El experto del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Miguel Ángel Martínez Gamiño, indicó que el 40 por ciento de los suelos del orbe estarán degradados en 2050 y habrá nueve mil 500 millones de habitantes, por lo que se hace esencial contar con alternativas que permitan garantizar la seguridad alimentaria.
Presentó resultados en el mejoramiento de las propiedades físicas, químicas y biológicas obtenidos en parcelas que ha mantenido por 28 años con diferentes tratamientos de agricultura de conservación, tales como la labranza cero, la rotación de cultivos y el uso residuos en la superficie del suelo.
Entre los resultados destacados Martínez Gamiño mencionó que no es indispensable dejar en el terreno todos los residuos de cosecha, que con dejar 2.0 por ciento se pueden alcanzar incrementos de hasta 1.5 por ciento por año en el mediano plazo.
La investigadora del Instituto Nacional de Ecología (Inecol), Isabelle Barois Boullard, resaltó la importancia de la agricultura regenerativa en la biodiversidad del suelo, incluyendo incrementos significativos en las poblaciones en la microbiota, meso y macrofauna.
Barois se enfocó en resaltar la importancia del uso de lombrices en la recuperación de suelos y el aumento de la producción de los cultivos, de acuerdo con un estudio para conocer el crecimiento del maíz, aplicado por el consorcio microbiano de lombriz de tierra (Pontoscolex corethrurus).
La investigadora de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (EMBRAPA), Renata Bueno Miranda, mostró los resultados obtenidos en su país con la aplicación de políticas públicas como la Agricultura Baja en Carbono (ABC) y prácticas de producción sostenibles, como la siembra directa (labranza cero o reducida), uso de biofertilizantes, en particular la fijación biológica de nitrógeno y sistemas de producción integrales (agrosilvopastoriles).
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